Análisis y evaluación del crimen organizado en España



El análisis del fenómeno delincuencial del crimen organizado (en adelante, “CO”) en España resulta complejo por diversos motivos. Primero por la propia dificultad intrínseca de su estudio, debida a la naturaleza clandestina de las organizaciones, que obstaculiza enormemente -cuando no impide totalmente- la obtención de información en la materia. 

Frecuentemente la evaluación del CO debe reposar, por tanto, en fuentes ajenas a los grupos, lo que incrementa la complejidad de la tarea debido a la dificultad de encontrar mecanismos de medición fiables y completos. Por un lado, se dispone de fuentes oficiales, si bien los datos sobre CO bien son escasos, bien suelen estar desagregados (en informes sectoriales relativos a los beneficios, el volumen de incautaciones, etc.), bien pueden encontrarse en informes internos de acceso restringido (como los del CITCO). Por otro lado, las investigaciones realizadas ad hoc sobre los distintos grupos (mediante encuestas de victimización o de autoinforme) no son demasiado numerosas, dada la propia naturaleza del objeto de estudio, así como el carácter reacio de los ex integrantes a aportar información sobre dichos grupos. 

Pese a las dificultades señaladas anteriormente, se ha llegado a un cierto consenso en la determinación de las tipologías de CO existentes en España, a partir de diversos criterios como la estructura, la actividad desarrollada, las funciones o las formas de cohesión interna. Así, se viene señalando que los grupos de CO en España son principalmente extranjeros, que se aprovechan de la posición estratégica de nuestro país como puente entre Europa y África y Sudamérica. Se trataría en su mayoría de grupos no especialmente numerosos, sin grandes estructuras jerárquicas -que serían susceptibles de descabezamiento por las fuerzas de seguridad-, y que se contratan unas a otras para poder especializarse en una actividad. En este sentido, con frecuencia las especializaciones dependen del origen o nacionalidad de sus miembros: colombianos, tráfico de cocaína; marroquíes, de hachís y de falsificaciones; rusos y otros países del Este, robos en domicilios y vehículos; chinos, prostitución y trata, etc. Son además, organizaciones relativamente recientes y en su mayoría proliferan en zonas urbanas y turísticas. 

Además, se viene detectando en los últimos años una vinculación creciente entre el CO y el terrorismo, siendo ésta una de las razones de la creación del CITCO en 2014. Así, ambos tipos de organizaciones con frecuencia poseen elementos comunes, como la internacionalización, la mimetización en sus entornos sociales y el uso de la violencia. 

El CO constituye así una amenaza de primer orden para nuestro país, y su importancia para los poderes públicos ha quedado patente en la reciente adopción de la Estrategia Nacional contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Grave por el Consejo de Seguridad Nacional, que proporciona a las administraciones públicas una serie de ejes de actuación encaminados a “prevenir, reaccionar y ser resilientes” frente a la delincuencia organizada en sus distintas formas. 

Además de lo expuesto, en el medio plazo podemos identificar tres importantes amenazas que apuntan a un desarrollo exponencial en nuestro país: (i) los grupos de CO integrados por un creciente número de ex guerrilleros desmovilizados procedentes de los grupos criminales colombianos como consecuencia del proceso de paz en dicho país; (ii) las organizaciones transnacionales que asumen la recepción de los refugiados y otros grupos sujetos a tráfico de seres humanos; y (iii) el ciber-CO, entendido como grupos multinacionales de criminales que se agrupan para la prestación de “ciber crimen como servicio”.

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