La Iniciativa de la Franja y la Ruta: Impacto geopolítico para España y la UE

Aunque presentada al mundo como un plan de desarrollo estrictamente económico, la Iniciativa de la Franja y la Ruta promovida por China está llamada a desencadenar importantes consecuencias en el plano geopolítico y a modificar de una forma clave el equilibrio de poder regional y global a medio y largo plazo. Europa y nuestro país podrán aprovecharse de sus repercusiones positivas en la medida en que las oportunidades que les ofrece converjan con las pretendidas por el gigante asiático. 

1. ¿Qué es la Iniciativa de la Franja y la Ruta? 

Concepto. Rebautizada como Belt and Road Initiative -inicialmente One Belt One Road-, se trata de un proyecto de desarrollo económico lanzado por el actual Presidente de China Xi Jinping en 2013 y que aspira a transformar radicalmente la situación económica de la República Popular en los próximos treinta años. 

Estructura. Inspirada en la histórica ruta de la seda, la Iniciativa pretende potenciar dos rutas comerciales internacionales: una terrestre, denominada Silk Road Economic Belt (Franja Económica de la Ruta de la Seda) y que se divide a su vez en seis sub rutas o “corredores”, y una marítima, bautizada 21st Century Maritime Silk Road (Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI). A ellas se suma la llamada Digital Silk Road (Ruta de la seda digital), consistente en la participación clave de China y sus empresas en el desarrollo de los principales estándares de la comunicación mundial (redes 5G). 



Objetivos reconocidos. El propósito declarado de la BRI es eminentemente económico, y se materializa en tres objetivos principales: (i) mejorar las rutas comerciales para solventar los problemas de sobrecapacidad de la industria china, (ii) asegurarse el abastecimiento de recursos minerales y energéticos, y (iii) dar salida a las ingentes divisas acumuladas tras dos décadas de crecimiento económico desmesurado. 

Inversión masiva. Lejos de tratarse de un plan concreto, la BRI pretende englobar bajo un mismo término iniciativas de muy diversa índole, principalmente a través de la financiación de macroproyectos de infraestructuras en los países atravesados por la franja y la ruta, con inversiones previstas de 890.000 millones de dólares canalizados fundamentalmente a través del Fondo de la Ruta de la Seda y de las propias empresas chinas. 

Implicación externa. Aunque no existe un mapa oficial, actualmente más de 70 países pueden considerarse incluidos en la Iniciativa, ya sea por albergar proyectos etiquetados como BRI, o por haber firmado expresamente acuerdos bilaterales de colaboración en dicho contexto. 


España. Aunque nuestro país no se ha integrado aún formalmente en la BRI mediante un acuerdo bilateral, lo cierto es que las autoridades españolas ven con muy buenos ojos sus posibles repercusiones económicas y existe una inclinación positiva hacia determinados proyectos como el tren Yiwu-Madrid (caracterizado hasta el momento por venir lleno de mercancías y en cambio volver infrautilizado). Sin embargo, España se opone frontalmente a otros aspectos derivados de la BRI como la creación de foros subregionales dentro de la Unión Europea (UE), y observa con cautela la adquisición por empresas chinas de activos estratégicos dentro de nuestras fronteras. 


2. Análisis del impacto político, económico y estratégico-militar de la BRI 

2.1. Esfera política 

Influencia global. Aunque no se reconozca expresamente, la BRI tiene una motivación eminentemente política: colocar a China en una posición de liderazgo global mediante el progresivo aumento de su influencia sobre los estados receptores de la ingente financiación. 

Trampa de la deuda. El alto interés de los préstamos, la desproporción de la infraestructura financiada con respecto a la naturaleza y capacidades del país receptor, y la corrupción endémica de sus dirigentes pueden provocar que algunos de los países receptores no sean capaces de devolver el préstamo. En tal caso, China obtiene tres tipos de prebendas: una económica, pues normalmente se le transfiere la titularidad de la infraestructura como devolución del préstamo; una estratégica, ya que en ciertos casos se trata de infraestructuras de transporte clave; y finalmente una política, pues como acreedor consigue el respaldo del estado deudor en los foros internacionales. Esto ha sucedido ya por ejemplo en Sri Lanka, donde la construcción del puerto de Hambantota (con un préstamo a un interés del 8,8%) generó una deuda de 8.000 millones de dólares que desembocó en la cesión a China del control de un puerto clave para la navegación en el Océano Índico. 

División en Europa. En nuestro entorno europeo, la amenaza más acuciante en esta esfera es la inestabilidad que puede generar la falta de cohesión cuando los distintos estados de la UE pretendan mantener su propia agenda y objetivos con relación a la BRI. En esta sentido, China ha fomentado el mantenimiento de conversaciones con agrupaciones subregionales como el “16+1”, foro que integra a once países del centro y este de la UE y cinco candidatos a la integración. 


Pekín aprovecha así el malestar de los países menos desarrollados de Europa y su situación económica tras la crisis de 2008 y ya ha obtenido réditos políticos de dicha colaboración: Hungría ha bloqueado algunas denuncias sobre la situación de los derechos humanos en China, y en 2016 Grecia y Hungría bloquearon una declaración de la UE que condenaba el incumplimiento por parte de Pekín de una resolución de la Corte Internacional de Justicia en relación con el Mar de China Meridional. Ahora bien, en los últimos tiempos estos países parecen estar perdiendo interés por el dinero chino en la medida en que el volumen de inversiones no es el que se prometió y, una vez resuelta la crisis financiera internacional, las condiciones son mucho más desfavorables comparadas con las que ofrece Bruselas. 

Sin embargo, la firma a comienzos de 2019 de un Memorando de Entendimiento entre China e Italia -para la incorporación de esta última a la BRI- volvió a alimentar los recelos en Bruselas, París y Berlín, por la enorme relevancia de que se trate del primer país del G-7 en hacerlo. Así, la Comisión Europea acaba de calificar a China simultáneamente como “socio de cooperación”, “competidor económico” y “rival sistémico que promueve modelos alternativos de gobernanza”, en una tajante y cruda declaración que carece de precedentes en sus relaciones recientes. Ante tales recelos, Pekín afirma sostener la unidad europea, si bien afirma que la UE es un conjunto de estados soberanos que no tiene soberanía por sí misma, y defiende su legitimidad para negociar acuerdos bilaterales con sus miembros. 

2.2. Esfera económica 

Como se ha dicho, la BRI es una iniciativa eminentemente económica, por lo que gran parte de las amenazas y oportunidades que conlleva para nuestro país y para la UE pertenecen a esta esfera. 

Adquisición de activos. China se ha lanzado de forma voraz a la adquisición de empresas y activos estratégicos en occidente que le permitan (i) dar salida a sus enormes reservas financieras, (ii) adquirir de forma rápida activos inmateriales, y (iii) asentarse en sectores estratégicos para el funcionamiento de los países-objetivo, aumentando así la influencia política sobre los mismos. 

Dicho apetito recae principalmente sobre empresas de base tecnológica (como Aritex, proveedor de componentes aeronáuticos y de automoción de los principales fabricantes), así como de activos estratégicos para España (por ejemplo, Hutchison Ports invirtió 500 millones en la moderna terminal de contenedores del puerto de Barcelona -BEST-, COSCO adquirió el 51% de Noatum Ports, cuyos principales activos son las terminales en los puertos de Bilbao y Valencia así como los puertos secos en Madrid y Zaragoza). Resta por ver sin embargo el protagonismo que se les da a los puertos españoles ante la fuerte inversión bajo el paraguas BRI en otros puertos competidores como el de Génova en Italia o los de El Hamdania (Argelia) o Tanger Med (Marruecos). 

Respuesta europea. La UE prepara un mecanismo centralizado de control de inversiones en sectores estratégicos, que aun dejando a los Estados miembros hacer uso de su soberanía para dar luz verde a una adquisición, permitiría a la Comisión vetar ciertas operaciones cuando tengan implicaciones transfronterizas, así como facilitar el intercambio de información entre los distintos Estados que permita hacer saltar las alarmas antes de que se produzca una inversión que pueda tener efectos en otros Estados (como la compra de la energética EDP, con consecuencias inevitables sobre la filial española). 

Participación de empresas europeas en proyectos BRI. Las compañías europeas y españolas parten de una posición de ventaja en este aspecto, dada su gran experiencia en macroproyectos de infraestructuras en todo el mundo (como el AVE Meca-Medina o el Canal de Panamá). Sin embargo, desde Europa se critica la falta de información sobre las condiciones en que se realizarán las licitaciones, poniendo en duda la posibilidad real de optar a tales concursos ante el hecho de que la competencia no sea igualitaria sino que venga marcada por el centralismo de Pekín y la predilección por las empresas chinas o locales, como ya viene sucediendo con relación a la entrada de las empresas europeas en la propia China, caracterizada por una clara falta de reciprocidad. 

Digital Silk Road. A través de la llamada Ruta de la Seda Digital, China y sus empresas -Alibaba, Baidu (el Google chino) y Huawei- pretenden colocarse a la cabeza de los estándares tecnológicos en los próximos veinticinco años. Huawei ha sido objeto de enormes controversias en todos los países occidentales dado su claro liderazgo en la implantación del estándar 5G de comunicaciones y las reticencias que genera en materia de ciberseguridad, de forma que varios países ya le han prohibido la participación en el despliegue de sus redes. 


2.3. Esfera estratégica-militar 

Aunque desde su lanzamiento el Presidente Xi ha insistido reiteradamente en que el objetivo de la BRI es eminentemente económico, lo cierto es que muchas de las inversiones previstas pueden conllevar cambios esenciales en el orden y la geoestrategia mundial, y ello a su vez afectar a la esfera de seguridad de nuestro país y de la UE. 

Regiones periféricas. China busca fomentar el desarrollo de algunas de sus regiones menos favorecidas, evitando así las migraciones masivas desde el interior a la costa y, especialmente, tratando de resolver por esta vía el problema del radicalismo y los movimientos separatistas como el de los uigures de Xinjiang. 

Asia central y golfo Pérsico. El proyecto BRI al que quizás China otorga mayor importancia es el del Corredor China-Pakistán, que le permitirá llevar el petróleo del golfo Pérsico desde el puerto pakistaní de Gwadar hasta la ciudad china de Kashgar sin necesidad de atravesar el estrecho de Malaca. Esta ruta de abastecimiento no solo genera suspicacias en India (por atravesar Cachemira) sino también en EE.UU., por la posibilidad de que el mismo puerto de Gwadar se convierta en una base militar china en la misma puerta del golfo Pérsico y a pocos kilómetros de la frontera con Irán, sumándose así a la ya existente base militar de Yibuti. 



Además, China pretende también incrementar su abastecimiento energético procedente de Asia central, mediante importantes adquisiciones en Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán. Esto puede despertar la animadversión de Rusia, que considera este su feudo tradicional dados los fuertes lazos culturales y lingüísticos que mantiene con dichas ex repúblicas soviéticas. Hasta el momento, Putin se ha mostrado abierto a colaborar en determinados aspectos de la BRI, si bien esta irrupción china en su “gasolinera” particular podrá ser fuente de tensiones en el medio plazo. 

Aseguramiento de inversiones. Ante el masivo desembarco de empresas y trabajadores chinos en los proyectos BRI, no es descartable que en algún momento y ante una crisis de gravedad, China pueda apelar a su financiación y a la seguridad de sus nacionales para justificar el uso de sus propias fuerzas (policiales o militares) en suelo ajeno. 

Además, la adquisición de activos estratégicos y la indicada trampa de la deuda provocará que ciertas infraestructuras pasen a manos chinas, que podrán incluso en último término decidir quién hace o no uso de aquellas. En los países de nuestro entorno tal circunstancia parece sin embargo improbable, ya que los estados se reservan ese tipo de decisiones por estar bajo su soberanía. 

Relaciones entre ejércitos. En un contexto de retroceso de EE.UU. del panorama internacional y ante la inclinación de varios países europeos por potenciar un ejército común europeo en detrimento de la OTAN, algunos países pueden verse tentados a colaborar con China en este ámbito. No en vano, Grecia ha ofrecido a la armada china la prestación de servicios de mantenimiento de sus buques en la isla de Creta, así como la posibilidad de realizar patrullas navales conjuntas en el Mediterráneo. 


3. Conclusiones: factores de cohesión vs factores de conflicto 

Podemos concluir que allí donde converjan las oportunidades para China y la UE -factores de cohesión- el impacto será positivo, mientras que donde la BRI implique amenazas para ambas partes -factores de conflicto-, las consecuencias serán negativas. Existen además otros campos en los que las amenazas para una parte son oportunidades para la otra -factores de inestabilidad-, que podrán convertirse en factores de conflicto en caso de crisis. 

Factores de conflicto. Existen diversos ámbitos en los que la BRI podrá ser causa de tensiones entre la UE y China: 

A. Europa entre dos frentes: EE.UU. vs. China: La UE puede verse situada en una posición incómoda al tener que lidiar con su tradicional aliado, que actualmente sigue una política intransigente hacia Pekín y se opone firmemente al ascenso económico y político de China derivado de la BRI.

B. Adquisiciones de activos estratégicos y trampa de la deuda: Especialmente preocupante para la UE, en la medida en que puede afectar a los países de su periferia y/o generar una división interna entre los distintos Estados miembros. 

C. Movilización de tropas chinas en suelo extranjero: Aunque parece poco probable en Estados miembros, Europa teme que las inversiones en infraestructuras constituyan la punta de lanza para la presencia de fuerzas de seguridad chinas en países de la periferia europea (Balcanes, África). 

D. Nula colaboración de empresas europeas en proyectos BRI: La BRI está llamada al fracaso si los países europeos no se deciden a participar a través de sus empresas, y esto puede suceder si China no garantiza unas condiciones de competencia igualitaria ni ofrece información transparente sobre los proyectos. 

E. Represalias de Rusia ante su aislamiento: Aun en un escenario económicamente favorable a China y la UE, una amenaza para ambas será la probable reacción hostil de Moscú ante su progresivo desplazamiento, en la medida en que Europa dejará de necesitar a Rusia como fuente de energía y además esta podrá perder su influencia en sus tradicionales feudos de Asia central. 


Factores de cohesión. Pese a las dificultades evidentes, China y Europa pueden coincidir en algunos aspectos clave derivados de la BRI: 

A. Diversificación del mercado energético: Tanto a Europa como a China les interesa reducir el abastecimiento energético procedente de Rusia, aspecto geoestratégico clave para la estabilidad y la independencia de la UE. 

B. Colaboración al desarrollo de la periferia europea: La financiación que promete la BRI puede promover el crecimiento económico y el aumento del nivel de vida tanto de los países menos favorecidos de la UE como de aquellos de su periferia del este europeo y el norte de África. 

C. Participación de empresas europeas: Si se dan las condiciones de transparencia e igualdad necesarias, las compañías de la UE pueden lanzarse de forma masiva a participar en proyectos de macro infraestructuras, aprovechándose de su liderazgo y experiencia y colaborando con las empresas chinas y locales. 

D. Fuente de financiación alternativa para la UE: China podrá emplear sus ingentes reservas de divisas para ofrecer una alternativa de crédito, lo cual beneficiará a la UE siempre que dicha financiación se realice según los estándares internacionales y no esconda motivaciones políticas.

E. Implicación de China frente al terrorismo global: Puede beneficiar a Europa en la medida en que se traduzca en una mayor cooperación policial, si bien Europa deberá ser cautelosa para no legitimar los métodos represivos aparentemente utilizados por Pekín en Xinjiang.

F. Mediación entre China y sus adversarios (EE.UU., India, Japón): Europa puede incrementar su rol de mediador para la normalización de las relaciones entre China y sus opositores, con el objetivo último de evitar conflictos bélicos que puedan arrastrarla. 


Comentarios

  1. Estupendo artículo! El problema crónico de la UE de falta de unidad de decisión del que sacan continuamente partido sus competidores...

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